La historia económica de España durante la última década se ha visto marcada por una serie de eventos que han tenido un impacto significativo en el paisaje de las hipotecas.
Los dos tipos principales de hipotecas, las de tipo fijo y las de tipo variable, han experimentado cambios y evoluciones notables en este periodo.
En 2013, España comenzaba a salir de una profunda crisis económica, la cual había hecho mucha mella en el mercado inmobiliario. Las hipotecas a tipo variable, vinculadas al Euribor, eran las más comunes. Sin embargo, a medida que la economía comenzó a estabilizarse, y con la intervención de medidas de política económica, como la política de tipos de interés bajos del Banco Central Europeo (BCE), el panorama hipotecario empezó a cambiar.
El principal cambio que se observó fue un aumento gradual en la popularidad de las hipotecas a tipo fijo. Estas ofrecen una tasa de interés constante durante toda la vida del préstamo, a diferencia de las hipotecas a tipo variable, cuyo interés fluctúa en función del Euribor.
Aunque tradicionalmente las hipotecas a tipo fijo tenían tasas de interés más altas que las variables, la política de tipos bajos del BCE y la competencia entre los bancos hicieron que estas se volvieran más atractivas para los prestatarios.
En 2015, las hipotecas a tipo fijo representaban menos del 10% del total de hipotecas concedidas en España. Sin embargo, en 2020, ese porcentaje había aumentado a casi el 50%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este cambio puede atribuirse a varios factores. Por un lado, las hipotecas a tipo fijo ofrecen estabilidad y previsibilidad a los prestatarios, protegiéndolos contra posibles aumentos en el Euribor. Por otro lado, la competencia entre los bancos ha llevado a una reducción de las tasas de interés, haciendo que estas hipotecas sean más accesibles.
Sin embargo, las hipotecas a tipo variable no han desaparecido. Aunque su popularidad ha disminuido en comparación con las hipotecas a tipo fijo, aún representan una parte significativa del mercado.
De hecho, en momentos de tipos de interés bajos, estas hipotecas pueden ser más baratas en términos de pago de intereses. Además, algunos prestatarios prefieren las hipotecas a tipo variable debido a su flexibilidad y a la posibilidad de beneficiarse de futuras bajadas en el Euribor.
Es importante destacar que, a pesar de estos cambios en la popularidad relativa de las hipotecas a tipo fijo y variable, el mercado hipotecario español ha seguido creciendo en general. Según el INE, el número total de hipotecas concedidas ha aumentado año tras año desde 2013, lo que indica una recuperación continua del mercado inmobiliario después de la crisis.
El año 2023 ha estado marcado por un cambio radical en la oferta hipotecaria, impulsado por una rápida subida en los tipos de interés. Se espera que esta tendencia continúe, y que la evolución del Euribor, que podría llegar al 5%, juegue un papel crucial en la configuración del panorama hipotecario.
Las hipotecas a tipo fijo, que a principios de la década representaban menos del 10% de las hipotecas totales, han experimentado un crecimiento considerable. Sin embargo, este crecimiento ha empezado a desacelerar, y se espera que las hipotecas a tipo fijo continúen encareciéndose, pero de manera más moderada.
Los expertos estiman que las hipotecas fijas bonificadas a 30 años podrían situarse entre el 4% y el 4,75%, aunque ya se ven intereses del 5% en el mercado. En términos generales, se espera que las hipotecas a tipo fijo se muevan en niveles por encima del 5% TAE.
En contraste, las hipotecas a tipo variable, que habían perdido popularidad, han vuelto a ganar terreno.
Se espera que estas hipotecas se vuelvan aún más competitivas en 2023, llegando a ofrecer diferenciales del 0,50% sobre el Euribor con un alto nivel de vinculación. Los diferenciales de las hipotecas variables han mejorado notablemente, pasando del 1% de media a rondar el 0,6%, y podrían llegar al 0,40%.
De acuerdo con los datos de Estadística, las hipotecas fijas, que hace unos meses representaban más del 70% del total de hipotecas concedidas, ahora representan el 66,8%. Esto sugiere que las hipotecas a tipo fijo están perdiendo peso, una tendencia que se espera que continúe en 2023.
Además, ha habido un creciente interés por las hipotecas mixtas, que combinan un tipo fijo durante una primera etapa del préstamo y otro variable durante el tramo final. Este tipo de hipotecas se están asentando poco a poco y su relevancia dependerá en gran medida de cómo las acojan los clientes.
Es indudable que la popularidad de las hipotecas a tipo fijo ha aumentado, pero las expectativas sugieren que las hipotecas a tipo variable pueden recuperar terreno en los próximos años.
A medida que nos adentramos en 2023 y 2024, será fascinante ver cómo evoluciona el mercado hipotecario en respuesta a las cambiantes condiciones económicas.